Con el comandante en Jefe con Covid 19, oficiales descontentos esponden carta a ministro de defensa de Bolivia..
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MALESTAR EN LAS FFAA8.CC:
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Distinguido Ministro:
He leído con asombro la carta enviada por
usted al Comandante en Jefe de las FFAA, Gral. Div. Sergio Orellana
en fecha 27 de junio, en el que hace señalamientos que me gustaría
responder desde mi condición de oficial del Ejército en servicio
activo, en tanto he sido directamente aludido y no puedo abstenerme
de expresar lo que una buena parte de mis camaradas piensa y siente.
Mi anonimato se debe a razones obvias porque considero que no estamos
viviendo un gobierno democrático en el que los ciudadanos tienen la
libertad y el derecho a defenderse legal y legítimamente, sino que
estamos sometidos a un régimen en el que impera el abuso, la
persecución, el trato despótico y una conducta política vengativa
de la que las FFAA no se libran, sino todo lo contrario. En los
cuarteles se respira aires de una fractura institucional insostenible
y lo que es peor, de una fractura casi inevitable del país.
En los 17 años de ejercicio profesional dentro
de mi Ejército y en los casi 40 años de democracia continua, las
FFAA no habían sido dirigidas políticamente por un oficial desertor
que ni siquiera llegó al grado de teniente y que cree que
vistiéndose militarmente o dando órdenes en público como si
estuviera en un cuartel pretende sustituir la autoridad moral y ética
que debe caracterizar a una autoridad que tiene bajo su mando a las
FFAA. Señor Ministro, ningún civil que dirigió el sector de la
Defensa nunca le hizo tanto daño y en tan poco tiempo al prestigio y
reputación de las FFAA como usted y su régimen, nunca se trató a
nuestros generales o comandantes como ustedes los tratan sin el menor
respeto ni consideración, nunca se improvisó en una emergencia
sanitaria de tanto riesgo y responsabilidad para la ciudadanía y
para nuestros soldados y nunca se expuso a las FFAA a la crítica
social expresada todos los días en las calles en la que la gente nos
trata de “pititas”, “golpistas”, “masacradores”,
“asesinos”, “ladrones” y un largo etc. de adjetivos injustos
que nos lastima profundamente el alma.
Al leer su carta experimento un triple
sentimiento: vergüenza e indignación, pero también esperanza.
Siento vergüenza por el gobierno que preside una mujer en la que se
depositó expectativas para una transición política y que por
azares del destino llegó a ser Capitana General de las FFAA. En esta
condición, la máxima autoridad de las FFAA no debiera discriminar,
ofender, promover el odio, usar políticamente a Dios o propiciar
actos de venganza entre bolivianos. En lugar de trabajar por la
pacificación que fue su compromiso nos enfrenta y nos divide y de
paso coloca a nuestras FFAA como su punta de lanza en la represión
contra nuestros hermanos, nos expone a una pandemia que debiera ser
gestionada por toda la estructura de salud pública, con planes
coherentes, recursos económicos necesarios y autoridades idóneas en
lugar de usar a las FFAA para disciplinar a un pueblo en cuarentena
que se muere de hambre mientras todo el gobierno, sí, escuche bien,
todo el gobierno, incluido usted y su ministerio están dedicados al
oficio ruin del robo, el saqueo, el desmantelamiento de las empresas
públicas, el endeudamiento del país y el retorno inevitable del
país a la condición de colonia extranjera.
Como ministro de defensa usted está
convirtiendo a las FFAA en una vulgar guardia pretoriana cuya
principal misión es proteger el poder político que no cesa de
cometer todos los errores y aberraciones administrativas imaginables
en un tiempo tan corto que está conduciendo al país a una verdadera
catástrofe no solo política sino también sanitaria, social y
económica. Con toda seguridad, cuando la situación se haga
insostenible y el pueblo boliviano explote contra su gobierno, usted
huirá del país junto a la presidenta y al gabinete mientras
nosotros nuevamente tendremos que poner el pecho y seguramente
seremos juzgados por genocidio mientras ustedes gocen de la
protección de algún gobierno extranjero.
Siento indignación por su conducta torpe,
arrogante, abusiva y mentirosa frente a la ciudadanía. En las FFAA
hay un conjunto de rupturas en su tejido corporativo y la unidad
institucional es ya una quimera: existen rupturas generacionales, de
arma, de visión, de pensamiento y de ética profesional. En las FFAA
se ha instalado el principio de que a los amigos hay que darles todo
y a los supuestos enemigos la ley. Su ministerio es el peor ejemplo
en el que a los amigos y a los compadres se les da contratos
prefabricados, se les tolera la corrupción, se los promueve
políticamente y se firman pactos de silencio e impunidad. El
contrabando dirigido desde su ministerio por un viceministro
“recaudador de la presidenta”, es una muestra notable del grado
de corrupción al que se ha condenado al personal militar mientras
tanto COSSMIL está por los suelos y nuestra seguridad social no paga
los finiquitos a los jubilados.
El pueblo boliviano seguramente pensará que
“todos” los militares son como usted y eso no es verdad. Usted ha
dado pruebas suficientes de su inconducta moral, de sus feroces
apetitos políticos y usa a las FFAA sin pudor alguno como si
fuéramos sus peones solo para satisfacer imperativos corruptos como
la compra de gases, armas o municiones con sobreprecio en un tiempo
en el que se necesita austeridad, paz y reconciliación. Nos ha
colocado debajo de la alfombra de la Policía y permite que se nos
pisoteen con alevosía e impunidad. Nosotros ponemos nuestras vidas
en las calles y los policías abren sus billeteras convirtiéndonos
en palos blancos de sus fechorías extorsivas. Las fronteras
funcionales y constitucionales que debieran preservarse entre
militares y policías han sido borradas por necesidades políticas y
lo mismo da que un militar haga de policía o un policía de militar
lo que está provocando un profundo quiebre en el estado de ánimo de
nuestro personal. El gobierno nos exige fidelidad política cuando
nos debiera exigir una conducta profesional y ética al servicio de
la Patria. Le debo recordar que no somos pongos políticos, somo
soldados profesionales que merecen respeto y consideración.
La presidenta Añez, usted y el ministro
Murillo usan a las FFAA como una fuerza de choque y como una
maquinaria de violencia con el pretexto de enfrentar la sedición, el
narcoterrorismo o la convulsión social. Nada más falso que eso.
Estas supuestas amenazas son una cortina de humo solo para
prorrogarse en el poder usando nuestras armas contra todo un pueblo
que empieza a gemir de hambre y de dolor. Los oficiales subalternos
ya denunciaron el montaje policial de protestas falsas para acusar
arteramente a dirigentes sociales en Senkata y Kara Kara. Nos quieren
hacer creer que hay un plan siniestro para desestabilizar el gobierno
cuando lo único que el pueblo pide en las calles es honestidad,
justicia, atención médica, salvar vidas, proteger médicos y
enfermeras, tener medicamentos, acceso a un pedazo de paz o evitar
perder su trabajo. Están subestimando a la gente porque ustedes
viven gestionando sus negocios y dedicados a robar a contrareloj,
mientras nosotros estamos en contacto con los más humildes las 24
horas del día. Usan la palabra de Dios predicando ayunos u oraciones
mientras se gastan la plata de la cooperación internacional,
entretanto, mis soldados no tienen barbijos ni guantes, están
contagiados, no tienen alimentos ni medicamentos, peor aún, equipos
de bioseguridad y se los trata como si no fueran ciudadanos sino como
bestias de carga.
Como oficial del Ejército estoy indignado
contra usted y su gobierno porque en tiempos de pandemia solo se
preocupan y ocupan su tiempo y esfuerzo para politizar todo y nada,
usan a la justicia para distraer a la gente con ayuda de los medios
de comunicación que esconden las mayores aberraciones solo porque
les pagan unos centavos. Roban a plena luz del día, frente a cientos
de compatriotas moribundos en las puertas de los hospitales y tienen
la desfachatez de culpar a otros de sus fechorías. A las FFAA nos
han convertido en su mayor soporte político con la complicidad de
nuestros mandos que reciben plata mientras nuestros oficiales,
sargentos y soldados, incluso generales, se mueren sin atención
médica. No nos interesa el conflicto político entre el gobierno y
la oposición, nos interesa el futuro del país al cual ustedes están
dándole una cristiana sepultura. El país no tiene futuro con usted
ni con su gobierno señor ministro porque han demostrado que solo les
interesa saciar sus apetitos materiales dándole la espalda a todo un
pueblo. Estamos en camino al desastre nacional y su agenda no es ni
la salud ni la gente, su agenda es aplastar a su enemigo político
con nuestras armas que deben estar empeñadas contra enemigos
externos y no contra sus adversarios políticos.
Por mi parte debo decirle que no cuente conmigo
para sus tenebrosos planes, ni usted ni el MAS ni Mesa ni nadie. No
estoy solo en estas reflexiones, me acompañan cientos de oficiales
subalternos y sargentos y soldados que no estamos dispuestos a
sostener a quienes han hecho del poder político un negocio y quienes
pretenden prorrogarse a costa de la vida de miles de bolivianos.
Necesitamos un gobierno democrático, elegido por la voluntad de los
ciudadanos y que tenga la autoridad política legítima y legal para
enfrentar una pandemia que se está convirtiendo en un genocidio y
una crisis política y económica que puede derivar en una espiral de
violencia incapaz de ser controlada por nadie.
Finalmente, señor ministro, tengo un
sentimiento de esperanza: que mis FFAA vuelvan al camino de la
institucionalidad democrática, de la subordinación al orden
constituido y cooperen con todas sus energías, su capacidad y su
mística para salvar a un pueblo al que se le ha secuestrado su
libertad, su salud, su patrimonio y su vida. Eso solo será posible
cuando se restauren autoridades que tengan como norte la honestidad,
el respeto a los otros, la tolerancia y la preservación de bienes
públicos por encima de intereses personales, de clase o de casta
como la que hoy impera en el país.
Tengo la esperanza que lleguen días mejores
para nuestro pueblo sumergido en la desesperación y el desencanto y
tengo la fe y la convicción que esta pesadilla que vivimos los
bolivianos termine en paz y con el pleno respeto a la voluntad
popular el 6 de septiembre. ¡Ni un día más ni un día menos!
Si su carta no es respondida por el Comandante
General de las FFAA, le ruego que haga suya esta respuesta de una
parte de las FFAA que no han perdido la esperanza de contar en el
plazo más breve posible con un gobierno al que le interese la vida
del pueblo boliviano y con un ministro de defensa honesto,
respetuoso, competente y digno como para representar el prestigio
histórico de nuestras FFAA y sepa enfrentar los complejos desafíos
del mañana.
Sin otro particular, me despido con las
atenciones más distinguidas.
Magnífico buena respuesta ya es hora de ponerle u n alto a toda esta masacre y robó con mentiras y engaños vamos todos por nuestra independencia.
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