Diálogo vs. bloqueo económico
Jesús Faría
El dialogo en México es el resultado de históricas victorias del pueblo venezolano, de la Revolución Bolivariana, de la unión cívico-militar frente a la criminal agresión del imperialismo estadounidense.
De tal manera que los enemigos de nuestro pueblo han llegado a la mesa de diálogo como resultado de las derrotas sufridas. Le hemos impuesto la agenda democrática, la agenda de la paz.
Las fuerzas revolucionarias llegan a México con un conjunto de exigencias que están determinadas por los objetivos de estabilidad y desarrollo nacional, bienestar de nuestro pueblo y defensa de la soberanía. En tal sentido, la principal demanda de nuestra parte es el levantamiento del bloqueo yanqui.
A pesar de las expectativas, somos cautelosos. Existen dos condiciones que dificultan la anticipación de un desenlace exitoso del esfuerzo democrático que fomentan las fuerzas revolucionarias. En primer lugar, la naturaleza golpista de la derecha local. En diferentes oportunidades en el pasado ha pisoteado los acuerdos democráticos y han retomado la violencia y el golpismo. En segundo lugar, no se sienta en México la parte que ha accionado la agresión a gran escala contra nuestro país: el gobierno de los EEUU. Participa de manera indirecta para no tener que asumir abiertamente la derrota ni tampoco los acuerdos que se establezcan. El carácter agresivo del imperialismo es razón suficiente para dudar seriamente sobre su disposición sincera a negociar.
En todo caso, para el desarrollo del país es indispensable el levantamiento de las sanciones imperiales, que se han convertido en la principal causa de los cada uno de los problemas que afectan al país y, a su vez, en el principal obstáculo para avanzar hacia sus soluciones. Por ello, seguiremos trabajando en función de ese objetivo y tenemos claridad absoluta de que la principal garantía para lograrlo radica en la consolidación y despliegue de la gran fuerza popular y militar chavista.
En ese sentido, los esfuerzos por el levantamiento de las sanciones deben apuntar en dos direcciones fundamentales, lo cual tendría gran impacto en el mejoramiento de la vida cotidiana de la población y en el crecimiento económico.
Por una parte, es muy importante permitir el acceso a los insumos indispensable para la producción de petróleo y sus derivados, lo cual en los actuales momentos se encuentra seriamente restringido por las amenazas de castigos draconianos a los posibles proveedores. Asimismo, tenemos que exigir el restablecimiento de la posibilidad de canje de crudo por gasoil, fundamental para la producción agrícola e industrial, el transporte de carga y de pasajeros.
Por otra parte, se debe realizar la mayor presión para la liberación de nuestros activos en el exterior, comenzando por el oro en Londres (más de 1.500 millones de dólares), así como la asignación de los 5 mil millones de dólares en DEG, que el FMI nos retiene de manera arbitraria. Estos recursos son indispensables para la recuperación productiva y para atender numerosos problemas de la población, especialmente, las necesidades derivadas de la pandemia.
Finalmente, desde el punto de vista comunicacional estamos obligados a señalar a los responsables por el sufrimiento de nuestro pueblo: el gobierno de Washington y la derecha local que se ha convertido en la servidumbre imperial.
Reconversión monetaria
Jesús Faría
La reconversión monetaria se adopta para combatir una de tantas distorsiones que causa la inflación en la sociedad. Además del deterioro del ingreso de la población, las expectativas adversas a la inversión..., con el aumento de los precios se incrementan exageradamente todas las expresiones monetarias de la economía. El dinero pierde valor y se va deteriorando una de sus funciones básicas: servir como medio de intercambio, constituir la base del sistema de pagos de la sociedad. Por ejemplo, para realizar operaciones muy sencillas se requieren enormes sumas de dinero. Eso hace mucho más complejo el sistema de pagos, eleva un conjunto de costos asociados a él, los sistemas contables se hacen inmanejables…
Entonces, los efectos de la inflación hacen necesaria la reconversión. El propósito de esta última es simplificar el sistema de pagos, hacerlo más eficiente. Esa es la razón esencial de la reconversión y no el combate de la inflación, como afirman los detractores del gobierno (los mismos que han promovido por diversas vías la destrucción de nuestra economía), que tratan de desfigurar las propuestas del gobierno para luego atacarlas más fácilmente.
En cuanto a la inflación en nuestro país, son múltiples sus causas. Por una parte, tenemos la especulación, rasgo estructural de nuestra economía rentista, que se manifiestan en el aumento de precios de los bienes y en el alza exacerbado del dólar; las fallas igualmente estructurales en nuestros sistemas de producción y circulación mercantil; los desequilibrios macroeconómicos, especialmente los monetarios y fiscales; los brutales ataques que recibe nuestra economía por parte de nuestros enemigos internos y externos, que aniquilan nuestros ingresos y potencian la especulación.
Obviamente, un proceso tan complejo como este no se puede resolver con una operación que consiste en reducir las escales monearías de la nación. En nuestro caso, la reconversión monetaria a punto de adoptarse eliminará 6 ceros o dígitos a todas las expresiones monetarias de la economía (precios, tarifas, deudas, utilidades, dividendos, remuneraciones, etc.). Como decíamos, el objetivo de la reconversión es la simplificación de todas las operaciones monetarias del país trastornadas por la inflación.
Pero más allá de eso, esta reconversión tiene lugar, por una parte, en el marco de los esfuerzos de nuestro gobierno por fortalecer las operaciones monetarias digitales. La digitalización de estas operaciones es parte de un proceso que se desarrolla a nivel mundial, donde se utilizan las tecnologías de la informática para simplificar y dinamizar más aún todo el sistema de pagos. Una porción creciente de todas las operaciones de pago en estas sociedades modernas ocurre por la mencionada vía digital. Nuestro país se suma a esa tendencia universal.
Por otra parte, la reconversión se lleva a cabo en medio de un proceso de recuperación económica. La economía comienza a reactivarse motorizada por el repunte progresivo de nuestra industria petrolea, el aumento de las inversiones privadas, la incorporación de los trabajadores a la gestión productiva, la mayor eficiencia del gobierno para combatir el bloqueo y la consolidada estabilidad política nacional.
De la mano de la revolución bolivariana, el país se prepara para un nuevo periodo de crecimiento y estabilidad económica, todo ello en función del creciente bienestar de nuestro pueblo.
Jesús Faría
El dialogo en México es el resultado de históricas victorias del pueblo venezolano y de la Revolución Bolivariana frente a la criminal agresión del imperialismo yanqui, que contó con el apoyo servil de la derecha local y de la elite económica más reaccionaria.
Se pretendía derrocar un gobierno revolucionario para reestablecer el control sobre un “espacio vital” de la hegemonía yanqui en la región, restablecer el régimen neoliberal en nuestro país, apoderarse de las riquezas energéticas, frenar el avance geopolítico del multilateralismo que encabeza Rusia y China y que respaldan las fuerzas progresistas de la región. El objetivo de Washington era optimizar la acumulación del gran capital yanqui en nuestro país y en la región.
El diálogo constituye un duro golpe contra el bloqueo económico. Aunque este depende de los EEUU y ellos no están participando directamente en México, la principal demanda de nuestro gobierno consiste en su levantamiento. Nuestras victorias nos brindan una sólida posición para exigirlo; en tanto que la derrota estrepitosa de los EEUU debería llevarlos a repensar su política y convencerse de la inviabilidad de esa estrategia. Esto no lo harían, precisamente, por su humanismo, sino porque han fracasado rotundamente: pragmatismo imperial.
Las victorias populares traducidas en diálogo reflejan la creciente fortaleza de los trabajadores al frente de la revolución bolivariana. Ellos no solo serán los principales receptores de los resultados positivos de la estabilidad política y del diálogo en lo político, social y económico, sino que serán sus principales promotores, su sostén social fundamental.
Es imprescindible subrayar el papel jugado por las FANB en este turbulento periodo de confrontaciones antimperialistas que desemboca en el diálogo. Sin ella, sencillamente, no hubiésemos podido contener la furiosa agresión imperialista.
En cuanto al capital privado, nuestro modelo de economía mixta le brinda espacios para su crecimiento y para la creación de la riqueza en el país, en el entendido de que no se producirá en un contexto de políticas neoliberales, sino bajo la dirección de un Estado revolucionario, que vela esencialmente por el bienestar de las grandes mayorías. Este Estado, no solo se ve fortalecido en su independencia frente a potencias foráneas, sino que fortalece su rol en la sociedad.
El diálogo consolida la perspectiva de la recuperación económica del país. Después de un durísimo periodo de ataques económicos, políticos y de toda naturaleza, la estabilidad política le proporciona una condición muy favorable a la actividad inversionista, al crecimiento económico. Con ello estaremos en capacidad de reforzar las políticas sociales inherentes a la revolución bolivariana como la generación de bienestar en la población y la distribución justa de la riqueza.
A nivel continental, este diálogo constituye un impulso para la nueva ola progresista que se expande con fuerza y que desde finales del presente año y durante el 2022 vivirá momentos cruciales en Chile, Colombia y, especialmente, Brasil, todo ello en detrimento de las posiciones del imperialismo estadounidense.
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